Lo que el Covid-19 revela acerca de nuestro corazón
Recuerdo que al inicio de la pandemia del Covid-19, cuando no se sabia con certeza como se transmitía este virus, una obsesión por comprar detergentes, desinfectantes de superficies, gel hidroalcohólico y cuanto producto existía para garantizar una mejor limpieza y una protección extra, invadió la mente de la mayoría de las personas.
Así que, sigue lavando las verduras, las botellas de agua, el mercado que llevas a tu casa. Deja los zapatos en la puerta, cámbiate la ropa cuando llegues de la calle, lávate las manos, usa gel para las manos, usa mascarilla. Desinfecta superficies, limpia a conciencia todo lo que quieras para protegerte, si eso te hace sentir mejor, pero no te olvides de limpiar lo más importante: Tu corazón.
Dentro de tu corazón vive el virus mas peligroso del mundo: El pecado. A diferencia del Covid-19 que no se puede ver a simple vista, el pecado es visible para Dios, para ti y para quienes te rodean.
Sus efectos son terriblemente dañinos. Su apariencia y síntomas variados.
Tristemente, nos hemos acostumbrado tanto a la enfermedad del pecado que a veces creemos que todo lo que sale del corazón es lo normal. Cuando en realidad son efectos primarios de una condición espiritual que requiere nuestra atención inmediata.
Quiero invitarte a que veas el diagnóstico dado por Jesús acerca de la condición de tu corazón.
Jesus dijo que “nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre (Marcos 7:15).” Y continúo diciendo que en el corazón el pecado esconde “los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre (Marcos 7:21-22).”
Al leer detenidamente te darás cuenta de que todas esas manifestaciones del pecado que salen del corazón tienen el potencial de destruir familias, relaciones y vidas.
¿Cuántas veces un mal pensamiento no te ha llevado a decir o a hacer algo de lo que después te has arrepentido? ¿Cuántas veces has sido víctima de un robo y has sufrido al perder aquello que querías? ¿Cuántas veces has visto en carne propia o en los medios de comunicación, el dolor y el sufrimiento que ha dejado la muerte de un ser querido en las manos de un homicida?
¿Cuántas veces has sentido celos y envidia por el éxito o los logros de otras personas? ¿Cuántas veces has engañado o has sido engañado por otros y has visto los resultados devastadores de esas acciones?
¿Cuántas veces has actuado o hablado de manera insensata y has sufrido las consecuencias?
¡Tal vez más de las que quisieras! ¡Tal vez más de las que recuerdas!
Así que hoy te invito a que le pidas a Dios que te ayude a no dejarte engañar por las apariencias de las cosas externas. No limpies solo lo que esta fuera de ti, el barro que se te pega a los pies, las bacterias y los virus que pueden amenazar tu vida. Limpia tu corazón del pecado que con toda certeza la amenaza y la puede llevar a recibir la ira de Dios si no te arrepientes.
Pídele a Cristo que te limpie de tu pecado con Su sangre, acepta el sacrificio que Él hizo en la cruz del Calvario hace 2000 años, vive como una persona nueva, con un corazón transformado por el poder de la resurrección de Cristo y recuerda que, al hacerlo, el Espíritu Santo vivirá en ti y te ayudará a vivir de una manera que agrade a Dios.
Lava tu mente y corazón con la Palabra de Dios y pídele que cambie el enfoque de tu limpieza, que no sea el externo, sino el de un corazón noble, dulce, bondadoso, amable, apacible, pacifico, amoroso, paciente, manso y humilde.
Ora la Biblia, busca versículos bíblicos que hablen acerca de un corazón limpio y memorízalos, guárdalos en tu mente y en tu corazón y te aseguro que poco a poco los motivos y los deseos de tu corazón serán transformados para darle gloria a Dios.
Te comparto algunos versículos que te pueden ayudar:
Salmo 24:3-4 “¿Quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién podrá estar en Su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro, El que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño.”
Salmo 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
Salmo 119:9 “¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando Tu palabra.”
Proverbios 4:20-21 “Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. Que no se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.”
Proverbios 4:23 “Con toda diligencia guarda tu corazón, Porque de él brotan los manantiales de la vida.”
Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.”
Santiago 4:8 Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo, purifiquen sus corazones.
Dios te bendiga
Mónica Carvajal