¿Cómo velar en tiempos malos? La parábola de las diez vírgenes
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En el capítulo 25 del Evangelio de Mateo, el Señor Jesús compartió la parábola de las diez vírgenes, cinco prudentes y cinco insensatas. Cinco preparadas con aceite extra para poder mantener sus lámparas encendidas y cinco desprevenidas que tenían aceite en sus lámparas y a quienes poco a poco se les fueron apagando.
Sí, tenían aceite, pero no suficiente. No se preocuparon por tener todo lo necesario para acompañar a los enamorados en el festejo. El hecho de no saber cuándo se presentaría el novio no las eximía de estar preparadas. Ellas necesitaban estar vigilantes y listas para ese momento. Para su llegada.
Debido a la oscuridad, era necesario que todos los invitados tuvieran una lámpara. Necesitaban luz, de lo contrario no podían unirse a la celebración. Algunos comentaristas manifiestan que el aceite es una referencia al Espíritu Santo, por lo tanto, una referencia a personas que han creído en Jesucristo.
Aunque en el contexto del capítulo 24 y 25 de Mateo, Jesús estaba hablando de Su Segunda venida, quiero decirte que, independientemente de tu posición escatológica, (creyendo que Jesucristo viene por Su iglesia en el Rapto, o esperando Su Segunda Venida), lo cierto es que, cuando leemos la parábola de las diez vírgenes, podemos hacer una aplicación para nuestra situación actual: necesitamos estar preparadas para encontrarnos con Cristo.
Así que, quiero preguntarte: ¿Estás preparada para encontrarte con Cristo? ¿Vigilas y velas, sabiendo que en cualquier momento puede llegar el Novio?
Las cinco vírgenes preparadas nos exhortan a estar atentas y expectantes a la llegada de Cristo. A tener una fe genuina, a manifestar un amor y una fe visible mediante nuestra obediencia a Cristo. A creer en Jesús y a creerle a Jesús. A tener nuestra lámpara encendida para alumbrar a quienes nos rodean, pero más importante aún, para poder unirnos al Novio.
Las cinco vírgenes insensatas son aquellas personas que, aunque han escuchado el evangelio y que el Novio viene, se han dormido. Asumen que pueden asistir a la boda tomando prestada la fe o sin tener lo necesario para ese día. Sin embargo, la fe es algo personal. Cada uno de nosotros necesita estar en Cristo.
Hoy quiero hablarte de cómo podemos velar en el mal tiempo en el que nos encontramos. Y quiero recordarte que necesitamos estar bien despiertas para no caer en la negligencia y en la insensatez.
No postergues la preparación
Vivimos en un mundo lleno de caos y confusión, los tiempos son malos. La tentación nos llama cada día, las distracciones están por todas partes. Es fácil creer que estamos bien con Dios porque escuchamos una prédica, asistimos a la iglesia, leemos libros cristianos o escuchamos alabanzas. Pero, la realidad, es que todas esas cosas, aunque son buenas, si no salen de un corazón que ama a Dios y anhela obedecer Su Palabra, si no resultan de una fe genuina y sincera, no producirán fruto.
Prepararte implica conocer al Novio, estar segura de tener una relación personal con Él. Conocer que tu corazón fue transformado y que los anhelos de tu corazón están enfocados en la gloria de Dios y no en las cosas de este mundo.
Prepararte implica anhelar la santidad. Vivir una vida piadosa que renuncia a las cosas del mundo y está atenta y vigilante a las señales de que la llegada del Novio cada vez está más cerca. Además de leer la Biblia, orar y discernir los tiempos en que vivimos. Evaluar la veracidad de tu fe, para que no te coja desprevenida Su llegada.
Prepararte, involucra, no comprometer tus creencias y valores para adaptarte al mundo, así que, vuélvete a Dios y a Su Palabra, haz que Él sea la prioridad en tu vida. Arrepiéntete de tu pecado, prepara tu corazón, vive en el Espíritu.
No sabemos cuándo vendrá Jesús, pero lo que sí sabemos es que Él desea encontrarnos listas y preparadas viviendo vidas santas para habitar para siempre en Su presencia.
¿Cómo te encontrará Jesús cuando venga?
Si estás leyendo este artículo y no estás segura de tu salvación, clama hoy por Su perdón, arrepiéntete de tu pecado y confía en el sacrificio perfecto de Cristo a tu favor. No puedes esperar hasta el último minuto para prepararte, ¡hoy es el día de salvación!
Si eres creyente, prepárate intencionalmente. No permitas que la llama de tu amor por Cristo disminuya. No dejes que las cosas del mundo te desvíen de Su propósito, te distraigan de poner atención a Sus palabras, de hacer lo que Él quiere que hagas.
Recuerda ser esa luz que brille en medio de la oscuridad del mundo, mostrando el fruto del Espíritu Santo en tu vida y viviendo una vida que le dé gloria a Dios.
Sirviendo para Su gloria
Mónica
PD: este artículo fue publicado originalmente en la página de Mujer que Persevera