Diez años después…motivos para estar agradecida
Por Mónica Carvajal
Salí de mi amada Colombia hace 10 años. Lágrimas y temores, sueños y expectativas fueron mi pan de cada día, tanto antes como después de tomar el vuelo de Bogotá a Madrid.
Estaba dejando a mi familia y amigos. Les estaba diciendo adiós a mis padres, a mi hermana mayor, y a todas las personas que me habían apoyado y animado para que luchara por mis sueños; y pronto con la ayuda de Dios me reuniría al otro lado del planeta con mi hermana gemela.
Sin embargo, no estaba segura de cuál era el plan de Dios para mi vida, tampoco sabía con certeza cuál era mi propio plan. Estaba tratando de vivir un sueño que al principio parecía más una pesadilla. Estaba tratando de creer que era feliz, libre y capaz de vencer mis propios miedos e inseguridades.
No fue fácil. Fue doloroso, fue difícil, y fue un viaje que pensé que estaba haciendo sola. Gracias a Dios estaba equivocada.
No sabía que estaba acompañada hasta que mis ojos fueron abiertos y pude ver con claridad.
Ahora, mirando en retrospectiva puedo ver claramente. Dios siempre estuvo allí. Él estaba conmigo y todavía está a mi lado. Él estaba limpiando el camino, lavando mi corazón, purificando mi vida y orquestando todos los detalles necesarios para poder lograr Su propósito, Su perfecta voluntad para mi vida.
Así que hoy, exactamente diez años después del inicio de este viaje quiero compartir con todos ustedes mis razones para estar agradecida.
Salvación
El momento decisivo para ver mi pecado y buscar el perdón de Dios llegó cuando Él en Su providencia me llevó a España. Yo pensaba que allí iba a poder seguir mi vida al prepararme para continuar escalando profesionalmente, pero Dios tenía otro plan en mente para mí. Él estaba preparando mi corazón para que lo pudiera conocer verdaderamente, Él me estaba preparando para un trasplante de corazón.
En España, aunque estaba con mi mejor amiga y hermana, me encontraba lejos de todo lo que conocía, y fue allí cuando me di cuenta que no tenía el control de mi vida. Este fue uno de los momentos más humillantes de mi vida, ya que en Colombia yo creía tener todo bajo control, y una vez en España yo no tenía un propósito, ni un plan.
El Señor me mostró mi necesidad de Él para vivir, me mostró mi incapacidad, me enseñó que todo lo que había tenido en Colombia, la familia, los amigos, el dinero, el trabajo, etc., procedían de Su mano y que Él me había despojado de todo eso para que pudiera conocerlo como el dador de todas las cosas y entender que cuando lo perdí todo, lo gané todo al conocerlo a Él.
Entendí que estaba tratando de ganarme el amor de otros, mientras ignoraba el amor mismo que está solo en Dios. ¿Cómo había podido vivir así? Estaba engañada por mis propias ideas acerca del amor, hasta que de verdad conocí el amor de Dios y Su justicia. Entendí que Su amor había sido manifestado hacía nosotros en una persona, Su Hijo Jesucristo. Juan 3:16 dice “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”.
¿Qué hizo Él? El murió por mí. Reconocí que mi pecado lo llevó a Él a la cruz y que allí Él había pagado el precio por mi orgullo, mi egoísmo, mi justicia propia, mi idolatría, porque yo amaba a otros y les di el primer amor de mi corazón, mientras lo quitaba a Él del lugar que le correspondía.
En ese momento, cuando no tenía nada, descubrí que lo tenía todo. Tenía fe, era lo único que no había perdido. Tenía fe en Dios y sabía que Él tenía un plan y un propósito para mi vida.
Empecé a estudiar teología en un seminario evangélico en Madrid. Jesucristo se volvió una persona real a la que debía seguir, y dejo de ser solo una religión. Entendí que había sido creada para adorar a Dios y para agradarle a Él. En ese momento el deseo de agradar al hombre disminuyó; entendí que el propósito de mi vida no era ganar dinero, tener un buen trabajo, ser una mujer admirada, envidiada o aprobada por los hombres. Entendí que podía ser libre del pecado que me ataba, podía ser libre de los deseos egoístas que habían gobernado mi vida. Supe que Jesucristo me había cambiado el corazón, y con él nuevos deseos y nuevos motivos se habían instalado dentro de mí. Entendí que estaba en el lugar donde Dios quería que estuviera, haciendo lo que Él quería que hiciera, preparándome para servirle y viviendo una vida de comunión con Él.
Por primera vez en mi vida me sentí libre, libre del peso de la esclavitud al pecado y a los hombres, libre para estar en el lugar donde Dios me quería, libre para poder adorarle y agradecerle por Su amor, y por el regalo de Su gracia.
Y aunque solo la fe es necesaria para la salvación, el bautismo es el testimonio de nuestra fe en la persona y obra del Señor Jesucristo, como dice Marcos 16:16 “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Así que por la gracia de Dios algunos años después tuve el privilegio de bautizarme dando testimonio de mi fe personal en el Señor Jesucristo, y demostrar esa vida nueva que recibí al creer, como dice Romanos 6:4 “porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
Mi propia familia
Es bueno tener padres y hermanas, y yo les amo y oro por ellos todos los días. Sin embargo, yo estaba orando por mi propia familia, quería un esposo piadoso que amara al Señor.
Una vez más Dios concedió el deseo de mi corazón.
Él puso en mi vida a un hombre que lo ama, ama Su Palabra y quiere ser un marido y un padre piadoso para nuestra hija. Él es la cabeza de nuestra familia, y aunque ni él ni yo somos perfectos, estamos trabajando juntos para ser más como Cristo. Para hacer las cosas lo mejor posible, para compartir nuestra fe no sólo con nuestra hermosa hija, que ha sido una adición maravillosa a nuestras vidas y por la que le damos gracias a Dios a cada momento, sino también con cualquier persona que Dios ponga en nuestras vidas.
Él me ha enseñado tantas cosas, desde cocinar hasta cómo tener una perspectiva bíblica del mundo y de la vida. Llevamos ocho años casados y cada día es más maravilloso y especial que el anterior.
Hemos aprendido tanto durante estos años. Dios nos ha enseñado a esperar en Él al recordarnos constantemente lo que dice Su Palabra en el Salmo 46:10 “estad quietos, y conoced que yo soy Dios”.
Nos ha exhortado a buscarlo en oración como dice Jeremías 33:3 “clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”, y también nos ha recordado en Isaías 55:8 “que sus pensamientos no son nuestros pensamientos, ni nuestros caminos sus caminos”. Aunque no siempre ha sido fácil, Dios nos ha bendecido haciendo todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, por lo tanto a Él sea la gloria en Cristo Jesús.
Le doy gracias a Dios porque este maravilloso hombre que me ha ayudado a crecer en la fe, me esperó y me escogió para ser su ayuda idónea y para juntos servir y adorar a Dios. Tengo la certeza de que el Padre tenía nuestro matrimonio en mente desde la eternidad pasada, y oro para que Dios me permita ser no solo la esposa que Él quiere que sea, sino también la madre, la hija, la hermana, la mujer que Él quiere de mí.
Una hija maravillosa
He tenido el privilegio de experimentar una aventura y un desafío que Dios ha puesto en mi camino con nombre propio, Abigail.
Ser la madre de Abigail me ha transformado y cambiado completamente. Nunca me hubiera imaginado el amor que podría llegar a sentir por una persona en tan poco tiempo. Le doy tantas gracias a Dios por permitirme experimentar la bendición de ser su madre, ya que como dice Santiago 1:17 “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
Aunque en esta etapa de su vida Abigail está aprendiendo a vivir y a desenvolverse en este mundo, puedo decir que tanto mi esposo como yo, estamos aprendiendo mucho de ella.
Estamos aprendiendo que de la misma manera en la que Abigail depende de nosotros para comer, vestirse, bañarse, y aprender lo básico de la vida, entre otras cosas, nosotros dependemos de Dios para todo, como dice Mateo 6:8 “…porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”.
Estamos aprendiendo a confiar en Dios como ella lo hace con nosotros, sabiendo que Él siempre quiere lo mejor para nosotros y se duele cuando desobedecemos y no escuchamos Su voz. Sus mandamientos han sido dados para protegernos, no para dañarnos, como dice Deuteronomio 6:24 “y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy”.
Aunque amamos a Abigail de una manera incalculable, ese amor nos ha recordado que Dios nos ama más de lo que nosotros podemos amarla a ella. Nos ama porque Él nos creó, nos hizo a Su imagen y semejanza, nos escogió y nos adoptó como Sus hijos, como dice Romanos 8:29 “para que fuésemos hechos conformes a la imagen de su Hijo (Jesucristo), para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.
También le doy gracias por permitirme conocer Su Palabra para poder enseñarle Sus caminos, orar por ella, y como dice Efesios 6:4 educarla en la disciplina y amonestación del Señor.
Y por último, por animarme a compartir con ella todo lo que Él ha hecho en mi vida, exhortándome en Deuteronomio 4:9 “por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos”.
Aprender de diferentes culturas
He vivido en España, Canadá y Estados Unidos. He experimentado las diferencias culturales, y me he beneficiado al estar expuesta a otros puntos de vista y a otras formas de vida. Mi entendimiento del mundo se ha ampliado gracias a la multiculturalidad existente en estos países. He conocido personas de diferentes países como África del sur, Chile, Ecuador, Irak, Marruecos, Perú, Rusia, Rumania, Singapur, y Uganda, entre otros.
Y lo increíble de esto es que todos: Blancos, negros, mestizos, indios, amarillos, etc., absolutamente todos, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26), y como nos recuerda Hechos 10:34b-35 “Él no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”.
Hechos 17:26 “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación”.
Vivir, estudiar y trabajar en otros países
España
Dios me permitió formar parte de una gran familia, Sefovan (Seminario Evangélico de Formación Teológica y Evangelización), y a la vez me regaló amistades que se han convertido en una bendición para mi vida a través de los años.
Durante mi tiempo en Sefovan aprendí que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, sin error en los manuscritos originales, como dice 2 Timoteo 3:16-17 “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Allí también entendí que somos salvos únicamente por la fe en el Señor Jesucristo y que al aceptar Su sacrificio en la cruz, somos declarados justos ante Dios y adoptados en Su familia. La muerte de Cristo es el único y suficiente sacrificio para nuestra salvación. No las obras, no la pertenencia a una iglesia u organización. Efesios 2:8 dice “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.
Sefovan me ayudó a cumplir la gran comisión que se encuentra en Mateo 28:19-20 “por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Entendí que compartir el Evangelio, las Buenas Nuevas, es un privilegio y una responsabilidad que todos los creyentes tienen delante de Dios.
Gracias a Sefovan y a la lectura de libros escritos por el Pastor John MacArthur, entre otros autores, pude sentir la urgencia de compartir el Evangelio con familiares y amigos. Así, mi papi entendió el concepto de la gracia, que es el favor inmerecido de Dios, al enviar a Su hijo a morir en una cruz, ofreciendo de esta manera la salvación eterna.
También en España tuve el privilegio de pertenecer a una iglesia en donde el pastor fue un hombre con un corazón humilde y dispuesto a ser usado por Dios. Ese hombre maravilloso partió hace unas semanas a encontrarse con su Salvador, y ha dejado un impacto profundo en la vida de todas aquellas personas que tuvimos el privilegio de escucharlo y de ver el ejemplo de su fe. Su matrimonio duró 50 años, y su esposa es una mujer piadosa que ama a Dios y ha sido una bendición para mi vida.
Canadá
Canadá fue el lugar dónde Dios nos enseñó a mi esposo y a mí a esperar en Él. Una época que aunque difícil, fue necesaria. Allí mejoré mi inglés, y pasé mucho tiempo leyendo la Biblia y orando, buscando la voluntad de Dios. Estando allí no alcanzaba a imaginar la manera cómo Dios abriría puertas para nosotros en el futuro. Durante este tiempo Dios estaba preparando las circunstancias para cumplir Su voluntad en nuestras vidas. Isaías 30:18 “por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él”.
Estados Unidos
En Estados Unidos donde no tengo familia de sangre, Dios me ha hecho sentir como si la tuviera al poner en mi camino hermanos en la fe que me han dado su amor y me han guiado, exhortado, animado y discipulado tanto con sus palabras, como con su ejemplo de fe y su caminar con Cristo.
Me he beneficiado de las enseñanzas y el ejemplo de mujeres piadosas que Dios ha puesto en mi camino y que cumplen con la enseñanza de Tito 2: 3-5 que dice: “Las ancianas asimismo sean reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas del vino, maestras del bien, de modo que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos, a amar a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, por lo que no será deshonrado la palabra de Dios”.
También tuve el privilegio de trabajar en Gracia a Vosotros, el ministerio en español del pastor John MacArthur, y debo decir, que solo por la gracia de Dios pude servir a su pueblo a través de este ministerio que ha impactado mi vida espiritual de una manera indescriptible.
Adicionalmente he tenido la oportunidad de estudiar consejería bíblica y he podido discipular y aconsejar a mujeres y a parejas durante estos años.
Estudiar consejería bíblica me ayudó a entender que el problema del hombre es el corazón y no un asunto de comportamiento. El hombre peca porque es pecador, no es pecador porque peca. Y la única solución para cambiar el corazón es la obra del Espíritu Santo en el corazón del hombre por medio de la Palabra de Dios, como dice Hebreos 4:12 “porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Viajar
Israel
Visitar Israel ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida y una que ha transformado no solo la manera como leo la Biblia, sino también la manera como entiendo el mundo que me rodea. Una experiencia que ha abierto mis ojos a la realidad de cómo Dios cumple Sus promesas a Su pueblo escogido.
Haber visitado la tierra donde Dios mismo, Emmanuel, Dios con nosotros, caminó al lado de seres humanos pecadores, no sólo para enseñarnos cómo vivir una vida de humildad y amor, pero para llevar a cabo la salvación que Dios quiere para los hombres, ha sido una experiencia que me ha transformado espiritualmente.
Este viaje a Israel me hizo recordar que algún día el Señor Jesús se sentará en Su trono y gobernará al mundo con justicia desde Jerusalén, como dice Jeremías 3:17 “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón”.
Estados Unidos
Durante estos años también he tenido el privilegio de viajar a 41 de los 50 estados de los Estados Unidos. Al viajar a través de esta maravillosa tierra y al ver los hermosos parques nacionales, y el campo hizo que mi corazón se regocijara y alabara a Dios por su creación y creatividad. Al mismo tiempo, ver los diferentes tipos de personas que viven en este país me ha demostrado que Dios es bueno con todos nosotros y que ésta es realmente una tierra de oportunidades para el que las sabe aprovechar.
Estoy convencida de que Dios ha bendecido a esta nación, debido a su apoyo constante a Israel como el Salmo 122:6 dice “pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman”. Salmos 122:6. Quiera Dios que el próximo presidente de los Estados Unidos retomé su compromiso de apoyar a Israel, para que la bendición de Dios se manifieste sobre esta nación.
Otros lugares
Durante estos diez años he comprobado que lo que dice Mateo 6:33 “más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”, es una realidad en la vida de todo aquel que reconoce su pecado, se arrepiente, lo confiesa y recibe la justicia de Cristo como propia. He sido adoptada en la familia de Dios y puedo con alegría darle gracias por todas sus bendiciones.
Te comparto todo esto para Su gloria, solo por su gracia todas estas experiencias de vida han sido posibles.
Alabado sea Su nombre para siempre.
Dios te bendiga
Un abrazo.
Mónica