Dios está a nuestro favor
«Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?» (Rom 8:31-32).
El apóstol Pablo les recuerda a los romanos y por extensión a todo creyente, que, para los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien, ya que Dios nos escogió en Cristo, con el propósito de hacernos semejantes a Él.
Ese proceso de transformación en nuestras vidas es conocido como la santificación progresiva. Cada día por medio de las experiencias, de las dificultades, de las pruebas y sobre todo de la aplicación de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo va obrando una preciosa obra en nuestras almas, transformando, puliendo, quitando, cambiando y moldeando nuestro carácter para hacernos más como Cristo.
Por eso, aun en medio del sufrimiento y del dolor podemos gozarnos, sabiendo que el que comenzó en nosotros la buena obra la terminará (Fil 1:6). Podemos gozarnos porque sabemos que hemos sido escogidas, predestinadas, llamadas, justificadas y glorificadas en Cristo (29-30). Solo por Su gracia, no por nuestro mérito.
La salvación, de principio a fin es una obra de Dios, por lo que, podemos contar con la certeza de que esas son realidades aún cuando no las podamos disfrutar en nuestro momento presente. También podemos descansar y confiar sabiendo que Dios esta de nuestro lado y que no hay enemigo, problema, situación, mal entendido, o persona que pueda estar en nuestra contra (31).
Le pertenecemos a Dios, quien envió a su Hijo Cristo para redimirnos y salvarnos. Si Dios nos ha dado a Su Hijo, ¿cómo no nos dará todas las demás cosas? No solo eso, lo envió a salvarnos aun cuando eramos sus enemigos, ¿cuánto más no nos enviará Su ayuda ahora que somos parte de Su familia?
Gracias Padre, por estar siempre dispuesto a ayudarnos y por darnos todas las cosas que sabes que nos convienen y que son buenas y necesarias para nuestras almas. Descansamos en Tu perfecto amor y en Tu sabiduría.
Dios te bendiga
Mónica Carvajal