Jesús: El abogado perfecto
Foto: Cortesía de Mónica Darlington
Por: Mónica Carvajal
En una conversación reciente mencionaba que como cristianos debemos perdonar a quienes nos ofenden porque la Biblia lo dice y porque Dios nos ha perdonado cosas peores. Mi interlocutor mirándome, me dijo: “¿pero, qué cosas? ¿Como puedes decir eso? Tú no eres una mala persona, yo tampoco soy una mala persona.”
Si yo hubiera escuchado a esta persona en ese momento y no conociera la Palabra de Dios, probablemente hubiera aceptado que soy inocente. Hubiera salido feliz, sabiendo que tenía razón para estar enojada, para decir cosas que quería decir, para hablar o buscar una reconciliación sin la necesidad de perdonar y pedir perdón.
Sin embargo, yo sé lo que dice la Biblia, sé cuáles son los estándares de Dios, sé que lo que Él dice de mí es verdad. Sé que no hay un juez más sabio, bueno, honesto y perfecto que Dios. Sé que Jesucristo es el mejor Abogado y el más capacitado.
Así que, permíteme preguntarte algo. ¿Quién es tu juez? ¿A quién le temes? ¿Quién determina qué es verdadero o falso para ti? ¿Eres tú, alguien más, o la Palabra de Dios?
¿Conoces los parámetros de Dios? ¿Sabes lo que Él espera de ti? ¿Sabes que a pesar de que los 10 mandamientos y la ley de Moisés nos fueron dados con el propósito de mostrarnos cuán lejos estamos de ser perfectos, lo bajo que hemos caído debido al pecado y cuán difícil es para nosotros como seres humanos cumplir con todos los requisitos de la ley para ser aceptados ante Dios, no hay un 100% de perfección que nos permita ocupar un lugar en el palacio celestial?
Querida hermana, querida amiga, seamos honestas: no hay nada que tú y yo podamos hacer para ganar nuestra propia salvación. Hay algo en lo que podemos creer, y solo una persona en la cual podemos confiar para recibir ese privilegio. Podemos confiar en el sacrificio perfecto del Hijo de Dios, Jesús. Podemos caminar hacia la Cruz, ir al Calvario, verlo en el lugar de la expiación, pagando la pena por nuestro pecado, por nuestras transgresiones (Mateo 5:17, Rom 3:24).
Podemos caminar incluso en medio de nuestra debilidad hacia Aquel que puede completarnos, sanarnos, rehacernos, darnos una vida nueva, que puede lavar nuestros pecados y volverlos blancos como la nieve (Isaías 1:18).
Podemos poner nuestra confianza en Aquel que dijo “Consumado es”. “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente (Juan 11:25-26).”
Podemos confiar en Aquel que dice: “Tengo la autoridad en la tierra para perdonar pecados (Lucas 5:24)”, Él es el único que tiene la habilidad para darnos ojos nuevos, oídos nuevos para escuchar Su voz, corazones nuevos para obedecer Su Palabra. Solo Él puede darnos el privilegio de ser parte de la familia de Dios.
Cuando creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, Él nos da la bienvenida a la familia de Dios, nos rescata del reino de las tinieblas y nos transfiere al reino de Dios. Él es el único que tiene el poder de hacernos santos y perfectos.
Jesucristo es nuestro Abogado ahora (1 Juan 2:1) y será nuestro juez en el día del juicio. No necesitamos tener miedo, porque Él estará con nosotros todos los días de nuestras vidas, y nosotros estaremos con Él por toda la eternidad.
Pero hay algo que quiere de nosotros, nos ordenó ser Sus embajadores. Por lo tanto, necesitamos ir al lugar donde Él nos ha puesto y compartir con nuestra familia y amigos, con nuestro vecino, con nuestro empleador, con nuestro empleado, con ese difícil compañero de trabajo, lo que Él ha hecho por nosotros, lo que Él ha hecho para nosotros. Estamos aquí para ser sus testigos, para compartir el único mensaje que la gente realmente necesita escuchar: Que están perdidos. Que necesitan a Jesús y su perdón.
Cuando el acusador, Satanas, nos acuse delante de Dios (Ap 12:10), no necesitamos y tratar de defendernos o justificarnos, o culpar a otros como en el jardín del Edén, cuando Adán trató de culpar a Eva y ella trató de culpar a la serpiente. No, ese día, si hubiéramos confiado en Cristo como nuestro Salvador y Señor, Él estará allí como nuestro Abogado Defensor, defendiéndonos, presentando los argumentos necesarios para que el veredicto sea a nuestro favor (Isaías 53: 5). Él podrá decir algo como: ‘Sí, querido Padre y perfecto Juez, esta mujer ha sido mentirosa, incrédula, a veces una hija impaciente, una esposa rebelde, una madre injusta, una hermana egoísta, y una empleada perezosa, etc. Pero la verdad es que estoy aquí para testificar a su favor, porque yo mismo pagué la multa por todo lo que ella ha hecho. La he comprado con mi propia sangre y mi justicia ha sido puesta sobre ella. Yo he tomado todo lo que ella ha hecho mal y le he dado mi vida perfecta como si fuera suya. Yo he tomado su mal y le he dado mi bien.’
Si eres creyente, si tus pecados han sido perdonados y sabes que Jesucristo es tu perfecto Abogado Defensor, no necesitas tener miedo. Aunque el acusador (Apocalipsis 12:10), el enemigo de tu alma, Satanás, quiera tentarte e intentar hacerte sentir culpable y avergonzada, él no tiene el poder de mantenerte prisionera de tu pasado. Intentará provocar tal reacción que incluso tendrás la tentación de huir de Dios … Por favor, no hagas eso.
Mas bien recuerda que Jesús está intercediendo por ti (Romanos 8:34), predícate el mensaje del Evangelio a ti misma (Romanos 3: 19-26), confiesa tus pecados (1 Juan 1: 9), medita en las promesas de Dios y descansa en el Juez lleno de gracia y misericordia que también es tu Padre.
Si no has puesto tu fe en Cristo Jesús como tu Señor y Salvador, pido a Dios que te conceda la sabiduría y la fe que necesitas para creer que lo que Él dice acerca de ti es verdad, para creer que Él te juzgará algún día y que Él realmente quiere tu arrepentimiento y que aceptes el sacrificio perfecto ofrecido por Cristo a tu favor … solo de esta manera serás declarada inocente.
Así que, ¿Qué vas a hacer? ¿Pondrás tu fe en el sacrificio perfecto de Cristo y aceptarás Su regalo inmerecido de salvación y vida eterna? ¿Te defenderá el Abogado perfecto que te compró en la cruz? ¿Vas a recibir un veredicto de inocente o culpable?
Recuerda que:
- Eres culpable o inocente. Estás perdida o a salvo. Eres una hija del rey de este mundo o una hija del Rey de arriba. perteneces a Dios o no.
- Jesús es tu Representante perfecto y el único Abogado Defensor. Él no solo te defiende, sino que pagó por tus pecados, tus faltas, tus transgresiones (Gal 3:13-29).
- Dios el Padre es el Juez perfecto, todo lo que dice y determina es verdad y justo (Salmo 33: 4; Romanos 2: 2).
- El Espíritu Santo te enseñará todo lo que necesitas saber para poder agradar a Dios, obedecer su Palabra y ser santo (Juan 14:26).
No somos perfectas, nunca lo seremos de este lado de la eternidad, pero habrá un tiempo en el que cada cristiano aparecerá ante el trono santo de Dios y nuestra semejanza a Cristo será exhibida por toda la eternidad. Que Dios nos ayude a perseguir esta semejanza a Cristo en nuestra vida diaria.
Dios sea contigo