Reseña: El tribunal de Cristo
¿Es el tribunal de Cristo un momento de vergüenza debido a la exposición de nuestros pecados no confesados? ¿Es una ceremonia de premios debido a nuestra fidelidad en el servicio? ¿Todos los creyentes recibiremos recompensas?
Este libro escrito por Samuel L. Hoyt nos ayudará a aclarar algunas de las preguntas que acabo de plantearte. Realmente es un libro valioso que nos ayuda a prepararnos con las expectativas correctas para presentarnos delante del tribunal de Cristo. Un tribunal, no para juzgarnos y condenarnos al Infierno, sino para recompensarnos y bendecirnos de maneras asombrosas, al evaluar nuestro servicio, obediencia y amor a Dios.
El autor no se centra únicamente en los temas escatológicos referentes al tribunal de Cristo, sino que ha recopilado información de otros campos doctrinales como “la Cristología, la soteriología, la eclesiología y la escatología, para poder comprender la naturaleza, el propósito y la importancia de los temas escatológicos” (p.ix).
Como hijos de Dios, formamos parte de la iglesia de Cristo, por lo tanto, un día nos presentaremos delante del tribunal de Cristo. Debemos estar preparados para ese día, necesitamos saber qué esperar y conocer al juez que va a evaluar nuestras vidas en ese momento futuro.
Sin embargo, esa preparación debe empezar aquí y ahora, siendo conscientes de esta realidad que no podremos evadir. El autor nos presenta de manera clara el doble propósito de este acontecimiento: “en el presente sirve como motivación para la vida cristiana, y en el futuro servirá para examinar y recompensar a cada cristiano de forma individual” (p.2).
Como dice el mismo autor “una correcta comprensión de este tema tendrá amplias repercusiones que afectarán todas las áreas de la vida y conducta cristianas” (p.1) sin duda alguna en nuestra santificación, fidelidad, compromiso, motivación y servicio.
Por esta razón, necesitamos tener cuidado con la motivación detrás de nuestro servicio, ya que “Jesucristo, el Hijo perfecto de Dios, Aquel que juzgará” (p.32), “no solo tendrá en cuenta los actos de servicio externos y la fidelidad aparente, sino que expondrá los motivos que dieron lugar a las acciones” (p.33). Evaluará si nuestras obras fueron motivadas por la carne o por el poder del Espíritu Santo, si las hicimos por motivos egoístas o para la gloria de Dios (p.106).
En este libro, encontrarás respuestas a preguntas tales como: “¿En qué sentido será juzgado el creyente? ¿Cuál es la naturaleza y el propósito de este análisis? ¿Cuándo ocurrirá? ¿Quién estará presente durante este análisis? ¿Cuáles serán los resultados? ¿Cuál será́ la naturaleza de las recompensas que se otorgarán? ¿Existirán diferencias cualitativas en ese estado eterno? “(p.4-5).
El análisis de este juicio desde una perspectiva teológica que considera el “juicio de la cruz, el juicio personal del creyente y el juicio disciplinario o aleccionador del creyente” (p.44) clarifica muchas de las dudas que se pueden tener respecto a este juicio. Encontré muy interesante la explicación acerca del juicio de la cruz y su relación con la justificación del creyente en Cristo. La importancia de auto examinarnos y confesar nuestros pecados para que no obstaculicen nuestra relación con Dios. Y la necesidad de entender que “el castigo o la disciplina ocurren cuando el creyente no realiza el juicio personal, confesando su pecado y abandonándolo” (p.45).
Este libro me ha hecho ver la necesidad de confesar mi pecado con prontitud, de arrepentirme por las veces en las que incluso haciendo lo correcto, la actitud o los motivos de mi corazón han estado determinados por las razones equivocadas y me ha recordado que mi enfoque no debe estar en la opinión o el aplauso de los hombres, ya que “todo lo que se haga para el Señor será fielmente recordado y plenamente recompensado según el estándar de Dios, y no de los hombres. El Señor recompensará hasta el más pequeño servicio” (p.111).
Sin duda alguna este libro no solo aclarará tus dudas con respecto al tribunal de Cristo, sino que te motivará a evaluar tu corazón, tus motivos y tu vida, mientras tienes tiempo para prepararte para ese gran día cuando estarás delante del Gran Juez, de tal manera que no sufras “la pérdida de recompensas” (p.112).
Para no experimentar ese día temor o vergüenza, te invito a confesar tu pecado, a vivir en santidad, con sinceridad y a servir fielmente a nuestro Dios, para que no te presentes delante de Él con “con las manos vacías, con una vida malgasta” (p.180). Por lo tanto, usa “las capacidades, oportunidades y privilegios que te fueron confiados por el Maestro” (p.52) y recuerda que “la intensidad de la gloria celestial que el creyente experimentará dependerá del grado en el cual le permita al Espíritu Santo dirigir y empoderar su vida” (p.180).
Es mi oración que puedas leer este libro y recordar cada día que tu comparecencia “ante el tribunal de Cristo podría estar muy cerca, a las puertas” (p.181).
PD: Esta reseña apareció publicada originalmente en el blog de la editorial EBI