Reseña: Rosas por cenizas
La historia de Rut es tal vez una de las más conocidas de la Biblia. Uno de los versículos citados en algunos matrimonios cristianos se encuentra en el libro que lleva su nombre en el Antiguo Testamento. Lo encontramos en el capítulo uno versículo 16 «Rut le respondió: “No insistas en que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, yo iré, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”» (Rut 1:16). Sin embargo, lo que tal vez muchas personas no saben, o no se detienen a pensar cuando lo escuchan, es que esas palabras fueron pronunciadas por Rut, la moabita, a su suegra Noemí, el día en que está había decidido regresar a Israel, luego de haber quedado viuda y de haber perdido a sus dos hijos.
Con mucha habilidad, Miguel Ángel Pozo, nos transporta a la época de los jueces en la que se desarrolla este evento histórico, y nos ayuda a meternos en la piel de sus protagonistas humanos, dos mujeres viudas, pobres y sin esperanza que deciden dejarlo todo en Moab, para regresar a Belén; y un hombre adinerado y respetado que se convertiría en el pariente redentor, cuyas palabras y acciones, traerían consuelo y esperanza a estas dos mujeres, en medio de su dolor.
Con un corazón pastoral, el autor, nos presenta a Noemí, una mujer «cuya amargura no la dejaba pensar con claridad». Ya que «el valle oscuro le nublaba completamente la razón» (p.12) y cuya vida sería redimida de tal manera que se convertiría en la abuela del rey David.
Rut, por su parte, es presentada como una mujer leal, una moabita que había creído en el Dios de Israel y cuyo amor sacrificial la llevaría lejos de su tierra a vivir una experiencia que cambiaría no solo su vida sino también la de todas las personas a su alrededor.
Esta historia, presentada en cuatro capítulos divididos en escenas, que corresponden con los acontecimientos descritos en los capítulos bíblicos, nos deja ver la gran variedad de temas presentes en la vida de sus protagonistas: la muerte, la viudez, la infertilidad, la inmigración, la pérdida, la desesperanza, pero también nos habla de la esperanza que hay en Cristo, nos ayuda a recordar que Dios está obrando aun cuando no lo podamos ver, aun en medio de las circunstancias adversas que podamos estar viviendo.
Cada capítulo tiene una sección de aplicación personal, titulada: «¿Qué tiene que ver conmigo?» en donde el autor presenta de manera pastoral las lecciones de esta historia y nos ayuda a aplicarlas a nuestras propias circunstancias, en medio del dolor, del sufrimiento, de los momentos oscuros en donde la esperanza parece estar huyendo de nosotros.
El autor nos recuerda que Dios jamás falla, que, a pesar de las lágrimas y el dolor, podemos abrir nuestros ojos para ver a las «Ruts» que Dios ha puesto en nuestro camino. Además, nos anima a recordar que «la iglesia es un hospital de personas rotas» (p.21) y que en medio de nuestro sufrimiento dejar de congregarnos no debería ser una opción, antes bien, debería ser el primer lugar a donde vayamos «porque necesitamos ayuda, necesitamos un Salvador, y es allí donde se habla del Gran Salvador, Jesucristo» (p.21).
Cada capítulo finaliza con la sección «Ahora te toca a ti», donde Miguel Ángel Pozo, nos lleva a profundizar de manera personal mediante preguntas que nos desafian a pensar y a actuar con esperanza y fe en medio de nuestro dolor.
He disfrutado muchísimo la lectura de este libro, fácil de leer, escrito en forma de novela y desde el corazón de un hombre que ama a Dios, Su Palabra y cuyo deseo es animarte a ver el futuro con la esperanza que da el saber que «para todos los hijos de Dios, lo malo jamás será lo último» (p.17).
Espero que te animes a leerlo y que recuerdes que puedes confiar en Dios, «porque Él lo tiene todo bajo control» (p.92).
Sirviendo para Su gloria,
Mónica Carvajal