By March 19, 2023 Read More →

¿Qué necesitas tú para creer?

«Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo*: “Señor, baja antes de que mi hijo muera”. Jesús le dijo*: “Vete, tu hijo vive”». (Jn 4:46-50).

Esta segunda señal de Jesús fue una prueba más de Su poder, en este caso sobre la enfermedad.

Me llama la atención que el oficial del rey, seguramente desesperado, sabe que su única posibilidad es acudir a Jesús, así que va y le pide que sane a su hijo que estaba a punto de morir.

Jesús sabía que este hombre no tenía fe, estaba desesperado y buscando una solución para su necesidad. Así que le responde, no solo a él, sino a todos los que estaban presentes: «“Si ustedes no ven señales y prodigios, no creerán”» (v48). En Su misericordia, Jesús concede la petición de este hombre, y al hacerlo, le da lo que necesita para creer, no solo él, sino también su familia.

El milagro no ocurrió como el hombre lo había planeado. Jesús no fue con él, no tocaría al niño, no diría una palabra, no obedecería a su orden: «“Señor, baja antes de que mi hijo muera”» (v49).

Me encanta la respuesta de Jesús para demostrar quién está en control: «“Puedes irte, tu hijo vive”» (v50). El hombre cree la palabra de Jesús, se va y en el camino encuentra a sus siervos que vienen a darle la noticia de lo que había acontecido en el cuerpo de su hijo. Estaba fuera de peligro, estaba vivo.

La sanidad del hijo era lo que este hombre y su familia necesitaban para creer.

¿Qué necesitas tú para creer?

Recuerdo que hace muchos años, recién convertida, asistía a una iglesia donde las personas oraban dándole órdenes a Dios para sanar a los enfermos y obrar milagros. Siempre me parecía extraño, pero no cuestionaba si esto era posible o incluso bíblico.

Gracias a Dios que en Su misericordia me sacó de esa iglesia y me trajo a España, donde conocí el evangelio verdadero, y me di cuenta de que tristemente cuando no conocemos lo que la Biblia enseña acerca de quién es Dios y quién es el hombre, creemos que podemos demandar y exigir a Dios que nos conceda todo lo que le pedimos. Nos acercamos a Jesús a ver qué puede darnos, cómo puede bendecirnos, no porque tengamos fe en Él, sino porque creemos que es como el genio de la lámpara de Aladino, que puede hacer cualquier cosa que pidamos.

Querida hermana, es verdad que Dios puede hacer lo que quiera. Él es Todopoderoso, Soberano, Bueno, y capaz de hacer todo lo que se proponga, tiene el poder de dar vida y de quitarla, tiene el poder para sanar el cuerpo enfermo de aquellas personas a las que amamos, pero a veces en Su soberanía decide no hacerlo, y eso no lo hace menos Dios o menos misericordioso.

Seamos humildes y vayamos a Jesús en oración, sabiendo que Él siempre tiene la última palabra. Recordemos que la fe, no la incredulidad, agrada a Dios.

Creamos en Jesucristo por lo que Él ya ha hecho en la cruz del Calvario, por la manera en la que ha obrado en el pasado y porque sabemos que Él es Dios. No creamos solo por lo que ven nuestros ojos, creamos porque sabemos en dónde hemos puesto nuestra esperanza: Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Oración:

Padre, gracias por ayudarnos a creer en medio de nuestra incredulidad. Gracias porque estoy segura de que todas nosotras hemos recibido lo que nuestra alma necesitaba para creer, pero, sobre todo, porque en tu misericordia decidiste abrir nuestros ojos espirituales y darnos fe. Te amamos. En el nombre de Jesús.

Sirviendo para Su gloria,

Mónica Carvajal


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