By August 24, 2022 Read More →

Escogiendo entre el bien y el mal

«Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy te ordeno amar al Señor tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla» (Dt 30:15-16).

Luego de la venganza de Dina, Jacob tuvo temor de que los cananeos y los ferezeos pudieran atacarle a él y a su casa (Gn 34:30), Dios, que conoce el corazón de Jacob, se le aparece y le dice que regrese a Betel, el mismo lugar en donde se le había aparecido algunos años antes.

Para emprender el viaje, y conociendo que en ese lugar Dios estaba presente, Jacob necesitaba que sus familiares y siervos entendieran que, para poder llegar allí era necesario que se despojaran de los dioses paganos que habían tomado de las otras naciones, se purificaran y cambiaran sus vestidos. Todo eso serviría como un recordatorio visual de que se consagrarían al único Dios verdadero que se le había aparecido cuando huía de su hermano Esaú y le había acompañado en todo el camino por donde había andado (Gn 35:1-4).

La vida de Jacob estuvo marcada por momentos específicos cuando se encuentra con Dios, y sin lugar a duda, Betel era especial en su corazón por todo lo que representaba.

Esta vez no sería diferente, ya que Dios nuevamente se le apareció para bendecirlo y recordarle que su nombre no era más Jacob, sino Israel. De la misma manera, Dios se le presenta como el Dios Todopoderoso, le recuerda la promesa de la tierra y de una nación y reyes que saldrían de él.

A pesar de las fallas y de las deficiencias en el carácter de Jacob, de los momentos en los que el pecado y la idolatría habían hecho nido en el corazón de él y de su familia, Dios lo saca de donde esta, le hace volver a ese lugar donde le conoció y le bendice.

En el versículo de Deuteronomio, podemos ver cómo Dios, por medio de Moisés le recuerda al pueblo de Israel que era necesario obedecer y guardar los mandamientos que Dios les había dado, solo así podrían multiplicarse y vivir en la tierra que Dios le había prometido a Abraham, Isaac y Jacob.

De la misma manera en la que Dios había mostrado misericordia y gracia en la vida de Jacob, a pesar de sus pecados y errores, Dios estaba mostrándole misericordia y gracia a los descendientes de Jacob al recordarles que era importante que escucharan Su voz y obedecieran con un corazón sincero.

Nosotros, al igual que ellos, necesitamos ser obedientes y despojarnos de todo pecado, de cualquier residuo de idolatría que haya en nuestro corazón, escuchar la voz de Dios y obedecer con un corazón dispuesto.

Recordemos ese primer encuentro con Dios por medio de Cristo, aferrémonos a las promesas de Dios y vivamos de acuerdo con la nueva naturaleza que nos ha sido dada al creer en Jesucristo como el Señor y salvador de nuestras vidas.

Padre, te damos gracias por tu gracia que nos sostiene aun en medio de nuestra debilidad, gracias por limpiar nuestro pecado y permitirnos encontrarnos contigo por medio de Cristo. Ayúdanos a escoger la obediencia, lo eterno, Tu reino por encima de las cosas de este mundo y a recordar que hay para nosotros bendición si obedecemos y seguimos Tu palabra. En el nombre de Jesús. Amén.

Sirviendo para Su gloria

Mónica Carvajal

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