By May 26, 2022 Read More →

Alaba y agradece al Señor

«¿Qué daré al Señor por todos Sus beneficios para conmigo?Alzaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre del Señor» (Sal 116:12-13).

Como su título lo indica, este es un salmo de acción de gracias personal. Una alabanza individual. El reconocimiento de las bondades de Dios en la propia vida del autor.

Cuando el salmista medita y recuerda lo que Dios ha hecho por él, la respuesta natural de su corazón se hace evidente: El agradecimiento.

El agradecimiento se expresa en este salmo por medio de la alabanza y una actitud de gratitud al Dios eterno que escucha nuestras oraciones, nuestras súplicas, que se inclina con Su oído dispuesto a escuchar nuestro gemir. El salmista dice que por todo eso él ama a Dios, ya que Dios lo escuchó cuando estaba enfrentándose a la muerte, cuando la tristeza y la angustia lo abatían, y porque en su peor momento pudo levantar su voz y clamar por Su ayuda (1-4).

En su momento de sufrimiento el salmista reconoce que confía en un Dios clemente, justo, compasivo y fiel. Sabe que el Señor lo guardó y que en su peor momento lo salvó. Por lo tanto, se exhorta a sí mismo a descansar porque sabe que es Dios mismo quien lo ha colmado de bendición y ha rescatado su alma de la muerte, ha secado sus lágrimas y ha guardado sus pies de tropezar (5-9). Y esto lleva al salmista a prometer andar delante del Señor, viviendo obedientemente mientras este en la tierra (9).

Este hombre creía, tenía fe en Dios a pesar de su aflicción, él conocía el carácter de su Dios, y aunque «todo hombre es mentiroso» (11) y por lo tanto no se puede confiar en el hombre, su confianza estaba puesta en el Dios verdadero que siempre actúa con fidelidad.

Por esa razón el salmista se pregunta ¿Cómo puedo pagarle al Señor?, ¿qué le puedo dar por todos Sus beneficios? (12) Aunque Dios nos bendice, no hay pago que podamos darle por todo lo que recibimos de Su mano.

Por lo tanto, imitemos el ejemplo del salmista, alabemos, reconozcamos las obras y el poder de Dios, agradezcamos y caminemos obedientemente delante de Dios. Cumplamos nuestras promesas e invoquemos Su nombre, gocémonos en Su salvación. Proclamemos y testifiquemos acerca de todas Sus maravillas (13-14,18-19).

Creo que este es un maravilloso ejemplo de lo que todo hijo de Dios debe de hacer siempre, ser agradecido y proclamar a los cuatro vientos que tenemos un Dios en el cual podemos confiar porque es fiel, bueno, misericordioso y lleno de gracia y de verdad.

¡Qué nuestros labios se llenen de alabanza y que nuestros corazones se gocen por las bondades recibidas de nuestro Dios!

Padre, gracias por todas Tus bendiciones y por Tu amor, por Tu fidelidad, porque nunca te cansas de escucharnos y Tus oídos están atentos para nosotros siempre. Gracias por la salvación que nos has dado y por permitirnos abrir nuestros labios para proclamar Tu grandeza por medio de nuestra alabanza.

Te amamos.

Mónica Carvajal

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