By May 27, 2022 Read More →

El Salmo 106 y mi arrepentimiento

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad. Y todo el pueblo diga: “Amén”. ¡Aleluya!» (Sal 106:48).

El salmista empieza este salmo con una palabra hermosa ¡Aleluya! alaben al Señor. Nos invita a dar gracias a Dios por Su bondad y misericordia eterna. Nos recuerda que quienes aman y practican la justicia son bendecidos y pueden testificar acerca de los hechos poderosos de Dios y expresarle alabanza (1-3).

El salmista le pide a Dios en medio del sufrimiento, que lo libere, no solo a él sino a Su pueblo, que le muestre Su bondad y le visite con Su salvación, él sabe que solo Dios puede ayudarlo, que no esta en sus manos sino en las del Dios a quien conoce. Pero ¿con qué propósito? Con el propósito de ver la prosperidad que Dios les da a Sus escogidos, para que él pueda regocijarse en la alegría que Dios le da a Su nación y se pueda gloriar con Su heredad (4-5).

Y luego, pasa a hacer una confesión pública del pecado de su nación, porque se habían olvidado de todas las maravillas y obras de Dios en el pasado (6-12), porque no tuvieron en cuenta Su consejo (13), porque lo tentaron con su incredulidad, fueron envidiosos, idólatras y olvidadizos (14-22). Y como si eso no hubiera sido poco, aborrecieron la tierra deseable por temor, no creyeron en Dios, se volvieron murmuradores y sordos, tapando sus oídos a la Palabra de Dios (23-25).

Así que el salmista recuerda las consecuencias prometidas por Dios como resultado del pecado de Su pueblo: Los abatiría en el desierto, los esparciría entre las naciones y los dispersaría por la tierra (26-27).

Y la confesión se hace cada vez más dolorosa, ya que el pecado se incrementaría a tal punto que Israel terminó ofreciendo sacrificios a los muertos, provocando la ira de Dios y una plaga que acabaría con las vidas de muchos (28-29), una ira que solo se detuvo cuando Finees, el sacerdote, intervino ante Dios en favor de su pueblo, para que la plaga cesara (30-31).

Y el salmista relata ese momento en el cual Moisés debido al pecado del pueblo y a su respuesta precipitada, recibe la noticia de que no entraría a la Tierra Prometida (32-33). Este relato se encuentra en Números 20:1-10.

Este salmo muestra un resumen impresionante y claro de todos los pecados de Israel, ya que menciona incluso la desobediencia respecto a destruir a los enemigos de Israel, y el resultado que eso trajo a sus vidas, ya que se mezclaron con esas naciones, aprendieron de ellas, las imitaron, sirvieron a sus ídolos y se volvieron esclavos de ellos, de tal manera que aun sacrificaron a sus propios hijos y contaminaron la tierra (34-39).

Como consecuencia el Señor nuevamente se enciende en ira, permitiéndoles sufrir bajo el yugo de sus enemigos y ser subyugados por ellos (40-42), aun así, los libró muchas veces, pero el pueblo persistía en su desobediencia (43).

Y llegando casi al final del salmo, el salmista recuerda que Dios escuchó el clamor de Su pueblo, vio su angustia y debido a Su fidelidad y a Su compromiso al pacto les mostro Su misericordia y Su compasión en presencia de sus enemigos (44-46).

Así que aquí, una vez más, el salmista clama para que Dios los salve, los reúna de entre las naciones y lo haga para que ellos puedan dar gracias y gloriarse en Su alabanza (47).

Y después de la confesión, del arrepentimiento, de recordar la fidelidad de Dios y Su obrar poderoso y compasivo para con un pueblo rebelde, el salmista termina invitando a la nación a alabar y bendecir el nombre de Dios eternamente y para siempre (48).

Este salmo me hace ver que el sufrimiento puede llegar a nuestras vidas debido a nuestro pecado y que debemos confesarlo y arrepentirnos, no es algo opcional, es necesario que nos veamos a la luz de la Palabra y recordemos en dónde nos hemos quedado cortas.

No hay nada que podamos hacer para reconciliarnos con Dios a parte de creer en el sacrificio de Su Hijo Jesucristo, arrepentirnos genuinamente de nuestros pecados y así veremos la salvación de nuestro Dios.

Podemos confiar en que Él sigue siendo igual de misericordioso, compasivo, bondadoso y fiel. Su amor permanece para siempre a pesar de nuestra rebeldía. Nos alcanza con Su gracia y Su misericordia porque estos son atributos que forman parte de Su carácter.

Así que cuando meditemos en nuestras vidas y veamos todas las veces en las que hemos fallado y ofendido a nuestro Creador y a nuestro Dios, volvamos a la cruz, clamemos por Su perdón y pidámosle que nos limpie y nos ayude a vivir rectamente en Su presencia.

Cuando meditemos en nuestras vidas y veamos todas las veces en las que hemos fallado y ofendido a nuestro Creador y a nuestro Dios, volvamos a la cruz, clamemos por Su perdón y pidámosle que nos limpie y nos ayude a vivir rectamente en Su presencia.

@monicacarvajalconsejeria

Y salgamos de nuestra habitación de oración, alabando y bendiciendo a ese Dios eterno que es digno de nuestra adoración, gratitud y alabanza.

Padre, gracias por Tu misericordia y Tu bondad, por las veces en las que nos perdonas una y otra vez, y nos muestras tu gracia y amor. Ayúdanos a tener corazones que corren apresuradamente al arrepentimiento y que buscan con diligencia y gratitud agradarte. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Dios te bendiga

Mónica Carvajal

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