By August 10, 2022 Read More →

Los propósitos de Dios no pueden ser frustrados

«”El Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y te multiplique, para que llegues a ser multitud de pueblos. Que también te dé la bendición de Abraham, a ti y a tu descendencia contigo, para que tomes posesión de la tierra de tus peregrinaciones, la que Dios dio a Abraham”» (Gn 28:3-4).

Cada decisión de Esaú lo llevaba un paso más lejos de Dios.  Hizo doler el corazón de sus padres cuando escogió esposas descendientes de Canaán, ya que estás trajeron amargura a sus corazones.

A pesar del sufrimiento que las decisiones pecaminosas y dañinas tomadas por Esaú provocaron en el corazón de Isaac, éste continuaba siendo su hijo favorito, ya que, ante sus ojos siempre sería el primogénito y quien recibiría las bendiciones correspondientes.

Isaac, ciego y posiblemente debilitado, cree que su tiempo para pasar a la eternidad se aproxima, así que decide que ha llegado el momento de darle la bendición a Esaú, le dice a su hijo favorito que salga a cazar y que le prepare un guisado, para después poder darle la bendición.

Rebeca, escuchando la conversación, hace todo lo que está a su alcance para garantizar que la bendición sea para Jacob, así que le da instrucciones precisas para poder suplantar una vez más a Esaú. De esta manera, le viste con ropa de Esaú, cubre sus brazos y pecho con pieles de animales y prepara la comida para su esposo.

Jacob teme ser descubierto, pero su madre alentándolo a obedecerle, le asegura que en caso de que esto suceda, la maldición recaería sobre ella y no sobre él. Así que, una vez más vemos a Jacob suplantando a su hermano, con engaño recibiendo lo que por derecho divino le pertenece.

A veces me pregunto, si Rebeca y Jacob no hubieran actuado como lo hicieron, ¿Cómo nuestro soberano Dios habría cambiado el corazón de Isaac para entender que era Jacob y no Esaú el legitimo heredero de la bendición? ¿Cómo se habría manifestado la confianza de Rebeca y de Jacob en la soberanía de Dios? ¿Cómo Dios hubiera actuado para cumplir Su propósito?

Sin embargo, Dios permitió y usó el engaño de Jacob, para hacer Su voluntad. Aunque Isaac llegó a sospechar que quien le había llevado el guiso no era Esaú (Gn 27:18-26), la preparación y la astucia de Rebeca, surtieron el efecto esperado. Los ojos de Isaac estaban cegados no solo físicamente sino también espiritualmente, por eso, cayó en la trampa, y el engaño.

Isaac bendijo a Jacob sin darse cuenta de que estaba cumpliendo ciegamente la voluntad de Dios. Esta historia, de principio a fin, deja ver que Dios tiene la primera y la última palabra. Que Sus propósitos no pueden ser frustrados. Que la bendición la da Dios, no el hombre. Que Dios cumple Su Palabra y que no hay nada, ni nadie que pueda impedir que Su voluntad sea hecha.

Esta historia, de principio a fin, deja ver que Dios tiene la primera y la última palabra. Que Sus propósitos no pueden ser frustrados. Que la bendición la da Dios, no el hombre. Que Dios cumple Su Palabra y que no hay nada, ni nadie que pueda impedir que Su voluntad sea hecha.

@monicacarvajaconsejeria

No había nada que Jacob pudiera hacer para no recibir la bendición de Dios, aun a pesar de su carácter tramposo y engañoso, Dios iba a usarlo a Él para bendecir al mundo con el Salvador.

Querida hermana, si Dios dice que hará algo, Él lo hará. No necesitamos intervenir ni manipular las situaciones, no tenemos que actuar con una astucia descabellada, ni tratar de quitarle a otros lo que Dios nos ha dado por Su elección y deseo soberano.

Dios es fiel, Él sabe cómo, cuándo y dónde cumplirá sus promesas en nuestras vidas. Recuerda que a pesar del pecado de Jacob (de mentir y engañar), Dios le mostró Su misericordia y Su gracia. ¿Por qué lo hizo? Porque Dios es fiel a Sí mismo, a Su carácter, a Su persona. Porque Dios usaría todas las experiencias y los pecados de Jacob, para enseñarle y moldearlo.

De la misma manera, Dios nos muestra misericordia y nos enseña por medio de esta historia, que no tenemos que imitar el ejemplo de Jacob ni de Rebeca, de Isaac ni de Esaú, que podemos confiar en Él, escuchar Su Palabra y obedecerla. No nos opongamos a Su voluntad. Rindamos nuestras vidas y con confianza dejemos que Él se encargué de todos los asuntos pendientes hasta que cumpla Su propósito en nuestras vidas y en las vidas de quienes amamos.

El pecado de Rebeca y de Jacob, traería una separación importante al interior de la familia. El deseo de venganza de Esaú le estaba llevando a querer asesinar a su propio hermano (41-45). Sus celos, al ver la obediencia de Jacob, al no tomar esposas de Canaán y al salir con la bendición añadida de su padre, esta vez una bendición dada voluntariamente, cuando Isaac bendijo a Jacob diciéndole: «El Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y te multiplique, para que llegues a ser multitud de pueblos» (Gn 28:3) provocaron que una vez más el hijo favorito de Isaac tomará para sí hijas de Ismael por esposas (5-8).

No solo eso, esta sería la última vez que Rebeca vería a su hijo Jacob, ya que él salió a casa de su tío Labán, se casaría allí y nunca más vería el rostro de su madre.¿Cuántas veces nuestras acciones y decisiones no han terminado en consecuencias desalentadoras? ¿Cuántas veces nuestra manipulación no ha destruido relaciones? ¿Cuántas veces el favoritismo en los hogares no ha creado situaciones incómodas y la fractura de relaciones entre los hermanos?

Si Isaac hubiera aceptado la voluntad de Dios desde el comienzo, la historia hubiera sido diferente, tal vez no hubiera existido tanta rivalidad y desconfianza al interior de esta familia. Cuando nos oponemos a la voluntad de Dios, no solo sufrimos decepción y angustia en carne propia, sino que sin quererlo trasladamos las consecuencias a la vida de quienes más amamos.

Padre, ayúdanos a aceptar Tu voluntad soberana, a entender que eres Tú quien elige y quien tiene la primera y la última palabra. Permite que aprendamos del ejemplo de Jacob, Rebeca, Isaac y Esaú, para no imitarlo, para no oponernos a Ti, para no manipular las situaciones, para no engañar a otros con la intención de sacar ventaja, para no tomar venganza y actuar por celos y envidia.

Danos sabiduría y fe para creer en Ti y para creerte a Ti. En el nombre de Jesús. Amén.

Dios te bendiga,

Sirviendo para Su gloria

Mónica Carvajal

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