By August 7, 2022 Read More →

Lucas 1: Dos anuncios que traen esperanza

Elisabet y Zacarías eran personas íntegras e intachables, una pareja que cumplía fielmente la Palabra de Dios. Se podría decir que ellos hacían todo según la ley y obedecían de corazón. Sin embargo, un deseo en sus corazones no había sido concedido. No tenían hijo. En esa época la esterilidad era considerada como un estigma. Tener descendientes era una bendición de Dios. Así que imagino que muchas veces se habrán preguntado ¿por qué no podemos tener un hijo?

Sin embargo, Lucas nos cuenta que las canas y las arrugas eran visibles en nuestros dos protagonistas de hoy. Orar por un hijo era algo poco probable a estas alturas de la vida. Tal vez los pensamientos que llenaban sus corazones y oraciones estaban más relacionados con las necesidades del día a día.

Así que ese día especial en la vida de Zacarías, cuando le tocaba ofrecer el incienso en el lugar santo, sus pensamientos probablemente estaban enfocados en gratitud y adoración a Dios por poder llevar a cabo semejante privilegio por una sola vez en su vida.

En medio de ese lugar especial, cumpliendo una labor exclusiva, se le aparece un ángel, y la primera reacción de Zacarías fue de temor y confusión (11-12). Imagino que se preguntaría ¿será algo normal? ¿qué está pasando?, así que el ángel le anima a no temer y le dice que su oración ha sido oída y que su esposa Elisabet dará a luz un hijo, al que llamará Juan (13).

Luego el ángel describe el gozo que ese anhelado y deseado hijo provocaría no solo en la vida de sus padres, sino también en su nación, ya que sería grande delante de Dios y lleno del Espíritu Santo desde el mismo vientre de su madre. Mostraría el camino para que muchos se convirtieran a Dios y prepararía al pueblo para su encuentro con el Señor (14-17).

Imagino que al escuchar estas palabras Zacarías quedaría confundido. Seguramente ese día estaba tan emocionado por la responsabilidad dada al ofrecer el incienso, que lo último que estaba pensando era en un hijo.

Pero Dios es así, Él nos sorprende cuando menos lo esperamos. Él conoce los anhelos y deseos de nuestro corazón. Él no se olvida de nuestras oraciones.

Pero Dios es así, Él nos sorprende cuando menos lo esperamos. Él conoce los anhelos y deseos de nuestro corazón. Él no se olvida de nuestras oraciones.

@MONICACARvajalconsejeria

Para Zacarías y Elisabet el tiempo había llegado, su oración estaba siendo respondida, no en el tiempo en el que humanamente hablando esto era lo más probable, no a la manera en la que las cosas suceden desde la perspectiva humana.

Juan no sería cualquier persona, sería el pregonero que vendría a preparar el camino para la llegada del Salvador (17).

La respuesta de Zacarías, una que dejaba ver un poco de incredulidad le dejaría mudo hasta el momento en el que se cumpliera el tiempo para el nacimiento de Juan (18-20). Así que no tuvo tiempo para gritar de emoción, no tuvo la oportunidad de exclamar con voz entrecortada por la alegría, pero de alguna manera, él y Elisabet, habrán encontrado la manera de celebrar tan anhelada respuesta a una oración.

Pero ¿dónde queda Elisabet en todo esto? Al poco tiempo queda embarazada y se queda en casa 5 meses, imagino que lo hizo para cuidar al pequeño hijo que había en su vientre y para meditar en todas las palabras dadas a su esposo acerca de ese niño.

Al poco tiempo, en Galilea, María recibió la noticia de que había sido escogida para ser la madre del Salvador. Cuando el ángel Gabriel le dice que Elisabet también esta embarazada, no duda en visitarla (26-38).

Me encanta ese encuentro de las dos primas, ambas habían recibido una bendición especial, estaban siendo participes de un momento histórico en la vida de su nación, serían madres de dos personas que cumplirían una misión específica y ahora estaban juntas para celebrarlo y prepararse (39-45).

Así que cuando Elisabet ve a María, el Espíritu Santo que estaba en Juan, hizo que el niño desde el vientre saltará de emoción, y en ese momento, Elisabet, llena del Espíritu Santo reconoce que el hijo en el vientre de María es el Señor (41).

María era bienaventurada porque había creído las palabras del ángel. Zacarías fue bienaventurado porque, aunque dudó, pudo ver y disfrutar de la bendición de ver a su esposa embarazada y Elisabet fue bienaventurada porque fue la primera persona en reconocer que el bebé en el vientre de su prima era el Salvador y el Mesías esperado (43).

Sin duda alguna Maria y Elisabet fueron madres de dos personas que tenían un propósito específico en la historia de redención. Dios las bendijo dándoles el privilegio y la oportunidad de tener en sus vientres hijos llenos del Espíritu Santo que cumplirían su papel en la historia de salvación.

Al igual que ellas, debemos creer y obedecer, confiar y descansar sabiendo que la vida de nuestros hijos esta en las manos de Dios, que podemos confiar en Él para que cumpla Su propósito eterno en ellos y en nosotros.

Padre, te damos gracias porque escuchas nuestras oraciones y las respondes a Tu manera y a Tu tiempo. Gracias por la bienaventuranza de creer y de conocerte como el dador de la vida, de la fe y de la gracia. En el nombre de Jesús. Amén.

Mónica Carvajal

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