By May 5, 2022 Read More →

Más cerca de lo que parece

Salmo 22:19 «Pero Tú, oh Señor, no estés lejos; Fuerza mía, apresúrate a socorrerme».

David comienza lamentando ese sentimiento de “abandono” por parte de Dios. Es tanto su dolor que se siente ignorado y rechazado de alguna manera por Dios. No ve Su ayuda para salvarlo. No escucha Su voz cuando a Él clama. Día y noche clama a Dios, pero no hay respuesta.

Este salmo manifiesta lo que el mismo Señor Jesús experimentó en el Calvario (Mt 27:46). Jesús mismo se sintió abandonado por Dios. Nunca había sentido esa distancia del Padre, ni siquiera cuando se vistió de carne y hueso dejando Su gloriosa mansión celestial.

Sin embargo, en la cruz, cuando sufría el castigo por nuestro pecado, experimentó esa distancia, ese silencio, esa lejanía de Su Padre.

¿Cómo no clamar así? Jesús vivió lo que todo pecador experimenta debido a su propio pecado contra un Dios santo…lejanía.

Sin embargo, Jesús siendo el Hijo perfecto y santo, sin pecado, experimentó ese sufrimiento por mi pecado y el tuyo.

David sufrió y escribió estas palabras en uno de los muchos momentos de dolor que vivió. Sin embargo, este salmo es profético en el sentido en que describe ese momento de sufrimiento extremo en la vida del Salvador.

A pesar de ese sentimiento de abandono, la verdad es que Dios es un Dios cercano. David reconoce que su sentimiento no puede cambiar la verdad acerca del carácter de Dios: Su misericordia, Su gracia, Su santidad.

David enfrentaba oprobio, estaba siendo ridiculizado por sus enemigos. El rey escogido por Dios estaba siendo tratado como un gusano.

En la cruz nuestro Salvador vivió lo mismo. Por lo tanto, Él puede compadecerse de nuestro dolor, Él nos entiende, Él se identifica con nuestro sufrimiento e intercede por nosotros ante el Padre, nos ha enviado un ayudante fiel, el Espíritu Santo, que nos ayuda a clamar y a orar en medio de nuestra necesidad.

No estamos solas cuando sufrimos, hemos sido hechas hijas de Dios y el Espíritu Santo que mora en nosotras nos ayuda en nuestra debilidad.

Hermanas, en medio de nuestro sufrimiento Dios tiene un propósito. El dolor es real. El sufrimiento es real. Las lágrimas y la agonía son verdaderas. Sin embargo, quiero recordarte que Dios y Su Palabra también son verdad. Su ayuda y Su presencia es verdadera en medio de tu debilidad, en medio de tus circunstancias. No sufras sola. Corre a Cristo. Ve a la presencia de Aquel que puede sanarte y consolarte.

Aunque Su ayuda parezca tardar demasiado en llegar, Él está a una oración de distancia.

Gracias Señor porque podemos contar con tu ayuda en medio de nuestro dolor, porque estás cerca y nos socorres. Gracias porque tenemos la certeza de que nos escuchas y te compadeces de nosotros. Te amamos Señor.

En el nombre de Jesús. Amén

Mónica Carvajal

Posted in: Uncategorized

Comments are closed.