¿Qué sería de nosotros sin Su gracia?

«Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef 2:8-9).

Gracias a Dios que la salvación no depende de mí, de mi comportamiento o de mis logros. Si tuviera que trabajar duro para ganármela o para mantenerla, creo que cada día sentiría que he fallado y que estoy perdida nuevamente en mis delitos y pecados.

Una verdad que trae paz a mi corazón cuando me encuentro batallando contra el pecado, es la certeza de que la salvación no se pierde. ¿Cómo poder perder algo que Cristo me ha dado? ¿Cómo pensar que puedo tirar por la borda el sacrificio de Cristo cada vez que peco? ¿Puedo acaso renunciar a la gracia o rechazar el regalo que he recibido de Dios?

«Solo por gracia» y «solo por fe» son dos de las «Cinco Solas» de la reforma que podemos ver en esta porción de Efesios.

La salvación es gratis, es un regalo de la gracia de Dios. Aunque no debemos pagar para recibirla, fue costosa y adquirida con un precio muy alto, la sangre de Cristo. Por eso, debemos atesorarla y valorarla, porque el mismo Hijo de Dios, dio Su vida para que podamos gozar de semejante privilegio.

Como resultado de esa gracia recibida, serviremos a otros, amaremos mejor, daremos de nuestro tiempo, dinero y talento. Buscaremos hacer obras de amor que muestren la veracidad de nuestra salvación. Así que, cada vez que hagamos algo bueno, recordemos que es por gracia, y cada vez que fallemos o pequemos recordemos que nuestra salvación descansa en la gracia de nuestro Salvador.

Sirviendo para Su gloria

Mónica Carvajal

Pd: Este escrito fue publicado originalmente en la página de Facebook de Ella Habla Verdad.