By May 16, 2022 Read More →

Sufriendo a la luz de la eternidad

«Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada» (Rom 8:18).

El apóstol Pablo nos recuerda en el contexto de Romanos 8 que somos hijos de Dios por medio de la adopción que hemos recibido al creer en el sacrificio perfecto de Cristo a nuestro favor, esta nueva posición delante del Padre nos libera de condenación y nos ayuda a vivir en el espíritu.

¿Por qué esto es importante? El mismo pablo nos da la respuesta cuando dice: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él».

Inmediatamente después de esta declaración, encontramos las palabras de nuestro devocional de hoy que nos ayudan a poner en la perspectiva eterna el sufrimiento de este lado de la eternidad.

Pablo esta diciéndole a los hermanos de Roma que, aunque estaban sufriendo estaban participando de los sufrimientos de Cristo.

El sufrimiento de este lado de la eternidad no se puede comparar con la gloria que tendremos cuando veamos cara a cara a nuestro Salvador.

Podemos descansar sabiendo que nada sucede por azar en nuestras vidas o en las vidas de quienes amamos. Dios tiene un propósito y un plan y lo cumplirá para Su gloria y nuestro bien (Rom 8:28-29).

Todos los seres humanos, desde Adán y Eva, hasta el último ser vivo que habite este planeta va a experimentar sufrimiento. Es una realidad que toca a toda persona y no distingue raza, edad, o posición social.

Sin embargo, para los hijos de Dios, hay una esperanza eterna de gloria en medio del sufrimiento. Sabemos que Dios ordena nuestras vidas, que Él es soberano y misericordioso y un Padre que se compadece de nuestra necesidad.

Conocemos lo que la Biblia dice respecto a la eternidad y al futuro que les espera a los hijos de Dios del otro lado de esta vida.

Como creyentes podemos enfrentar el sufrimiento con esperanza, no porque el dolor sea menor, sino porque conocemos al Dios eterno que nos sostiene y tiene un plan eterno de gloria.

Padre, gracias porque podemos ir a ti en medio de nuestro sufrimiento y podemos verlo a la luz de la eternidad. Tú eres soberano y confiamos en tus propósitos eternos. Te amamos.

Mónica Carvajal

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