La maternidad: Un antídoto contra el egoísmo

Es tan fácil en nuestro mundo caído pensar que somos importantes y que todo lo que sucede gira en torno a nosotras. Nos olvidamos que fuimos creadas para dar: Dar adoración y honor a Dios, dar amor a quienes nos rodean, otorgar perdón a quienes nos ofenden. Dar de gracia lo que de gracia hemos recibido.

Como madres estamos llamadas a dar sacrificialmente: Sacrificamos horas de sueño cuando nuestros hijos nos necesitan, los aconsejamos, les mostramos amor, los perdonamos y ayudamos, etc. Se podría decir que el verbo que define nuestra labor de madres es DAR. Si lo piensas bien, somos madres las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y lo seremos hasta nuestro último suspiro.

Así que la próxima vez que estés preparando la cena, ayudando a tu hijo con la tarea, cuidando al niño enfermo, intentando ajustar el presupuesto, planeando el tiempo en familia, ejerciendo la disciplina en amor y corrigiendo por enésima vez a tu hijo, etc., recuerda hacerlo con amor y un corazón de servicio.

Cada uno de esos momentos y muchos más, son oportunidades para dar y para orar. Para agradecer y depender. Para descansar y obedecer.

Hermana, recuerda que Jesucristo es tu ayudador, tu esperanza, tu proveedor y tu refugio. Puedes venir a Él cuándo estás en la mitad de tu día y todas las preocupaciones, la ansiedad y la sensación de fracaso se apoderan de ti. No estás sola cumpliendo este llamado sublime de la maternidad. No hay una nube gigantesca que pueda cubrir el gozo y la paz que te pertenecen como hija de Dios.

La maternidad, desde luego, es un buen antídoto contra el egoísmo y la auto satisfacción, porque nos recuerda que el mundo no gira en torno a nosotras y que Dios nos ha dado un llamado y una tarea preciosa para hacer.

Oremos: Padre, ayúdame a estar agradecida por Tu presencia en mi vida en medio de mi debilidad. Reconozco que te necesito las 24 horas del día, al igual que mis hijos me necesitan a mí. En el nombre de Jesús. Amén.

Sirviendo para Su gloria

Mónica Carvajal

Pd: este escrito fue publicado originalmente en la página de Facebook e Instagram del ministerio Ella Florece.