Todo para la gloria de Dios

Cada día al prender la televisión tenemos muchas opciones de entretenimiento. Algunas películas rinden culto al cuerpo, promueven el orgullo y el pasar por encima de los demás para conseguir lo que se quiere. Otras nos invitan a ver la fornicación, el adulterio, las mentiras, y hasta la violencia como algo normal. Lo mismo podemos decir de la música que escuchamos.

Muchas veces no somos conscientes de las estrategias del enemigo para desviarnos de la verdad de la Palabra de Dios. Caemos de rodillas ante lo que el mundo nos vende como entretenimiento inocente, sin darnos cuenta de que no hay nada inocente en ello.

¿Qué cantamos? ¿Qué vemos? ¿Qué aprobamos cuando aun sabiendo que lo que vamos a ver o escuchar está en una contradicción evidente con la Palabra de Dios?

¿Somos conscientes de que poco a poco todo ello va a influir en la manera como nos relacionamos con quienes nos rodean y especialmente en lo que creemos de Dios?

Hermana, recuerda que estamos en el mundo, pero no somos del mundo y que como Pablo dice, si comemos o bebemos, debemos hacerlo todo para la gloria de Dios. Si esto es así para las cosas de la carne, imagínate la implicación para aquellas cosas que provienen del espíritu y del alma. Esa es la razón por la cual debemos cuidar lo que decimos, lo que pensamos, lo que hacemos, porque absolutamente todo, debe ser para la gloria de Dios.

Discernamos con sabiduría, seamos selectivas en lo que permitimos que entre a nuestros corazones.

Si la música que escuchas te desvía de Cristo, cambia de música.

Si las películas que ves llenan tu corazón de pasiones o deseos pecaminosos, cambia el canal o mejor, apaga la televisión.

Si las conversaciones que tienes te llevan a criticar, murmurar, mentir, o deshonrar de alguna manera el nombre de Dios, no hables, para que no tengas luego que arrepentirte.

Recuerda que Dios lo ve y lo sabe todo y que como sus hijas estamos llamadas a honrarle en todo momento.

@monicacarvajalconsejeria